Repasamos en esta nueva entrega sobre la aproximación frustrada y su importancia en la seguridad aérea, siendo un procedimiento normal en la industria aeronáutica.
Mucho se ha hablado del Miedo a Volar, y una de las partes del vuelo que usualmente genera más tensión en los pasajeros es la aproximación frustrada, o “retacada”, que se produce cuando la aeronave por una o varias razones no puede aterrizar y procede a abortar su aterrizaje, procede a retomar altura e intentar de nuevo su aproximación o en su defecto volar hacia un aeropuerto alterno.
Post escrito por: Capitán Rodolfo Estrella
Piloto Comercial FAA
Twitter: @rodo_estrella
La parte que genera más preocupación en los pasajeros es la sensación de aceleración de los motores y retomar altura, lo que provoca susto y preguntas a los pasajeros, ¿porque no pudo aterrizar? ¿hay peligro?
De ninguna manera. La aproximación frustrada es un procedimiento muy normal y previsto por la tripulación para cualquier vuelo, y son procedimientos estandarizados que vienen incluidos dentro de la carta de navegación normalizada de aproximación.
Por varias condiciones que incluyen meteorología, condiciones de pilotaje, tráfico, o por una orden del control de tráfico aéreo la aeronave puede proceder a realizar una aproximación o aterrizaje frustrado.
Para cada vuelo, el procedimiento es revisado y preparado por la tripulación para el caso de tener que realizarlo, por lo que es un procedimiento que no se realiza inesperadamente sino más bien si se lo realiza se lo hace de una forma planificada y controlada.
El caso más común, es cuando una aproximación no es estabilizada, esto quiere decir que en la senda de aproximación final a la pista, la navegación de la aeronave debe cumplir algunos parámetros técnicos que tienen el objetivo de lograr un aterrizaje seguro, si la aeronave llega a cierto punto de su descenso y si su aproximación esta desestabilizada por seguridad la tripulación procede a frustrar su aproximación.
Seguidamente se encuentra la meteorología. Cuando la visibilidad está restringida por condiciones climáticas, las cartas de aproximación proveen información sobre la altitud mínima y ubicación a la cual el avión podrá descender con seguridad, si al llegar a esa ubicación y altitud mínima de descenso no se tiene contacto visual con la pista o algunas referencias visuales de esta se debe proceder a la aproximación frustrada. En este caso el procedimiento de aproximación frustrada contiene una ruta de salida hacia un punto específico donde la aeronave procederá a un patrón de espera, lo que se conoce como un punto donde el avión “dará vueltas en círculo” esperando por mejores condiciones climatológicas para volver a intentar la aproximación.
Si después de varios intentos de aproximación, o las condiciones de visibilidad no mejoran para la llegada al aeropuerto, el avión deberá volar hacia un aeropuerto alterno, lo cual genera molestias para los pasajeros pero son todos procedimientos que se realizan tomando como prioridad la seguridad de la aeronave y sus ocupantes.
Mucha gente suele preguntarse sobre si el avión tiene suficiente combustible para esperar, pues sí, hasta cierto punto, por regulación las aeronaves poseen combustible calculado para realizar aproximación frustrada, procedimientos de espera y volar hacia el destino alterno planificado y aun después de esto tener combustible de reserva.
Finalmente, el factor que causa temor en el pasajero es cuando la aeronave acelera para retomar altura tras una aproximación frustrada, para esto las aeronaves modernas poseen una potencia calculada para este tipo de maniobras que es controlada por el sistema electrónico de administración de los motores por lo que la operación de los motores es suficiente y no es excesiva para llevar al avión a la altitud asignada para el patrón de espera o lo establecido por el control de tráfico aéreo.
No existe riesgo de un exceso de trabajo de los motores y aun cuando el pasajero tiene la desagradable sensación de que algo malo pasa, en realidad como se mencionó antes, la aproximación frustrada es un procedimiento que precautela la seguridad de la aeronave y ocupantes, provee de una salida segura en caso de que la aeronave no pueda aterrizar y provee la oportunidad de conducir a la aeronave a una zona de espera segura para nuevos intentos de aterrizaje en caso de condiciones climatológicas adversas.
Nunca hay peligro en este procedimiento dado que todos los procedimientos que se efectúan en aviación aunque algunas veces son incómodos, están diseñados pensando primeramente en la seguridad.