Hoy les contamos una interesante historia de alguien que sueña con ser piloto, pero que primero eligió seguir el camino de ser tripulante de cabina.
Post escrito por: Guillermo Casalins
Ingeniero Aeronáutico
Fundación FIA
Mi nieta mayor me dice: Gordo, quiero ser azafata.
Una bella jovencita, de 16 años y medio, que acababa de terminar su bachillerato.
-¿No querías ser piloto?
-Sí, pero primero voy a ser auxiliar de vuelo
-No se diga más.
Se matriculó en una muy buena y prestigiosa academia de auxiliares de vuelo y sus notas siempre fueron sobresalientes, estaba muy feliz con su decisión y lucía su uniforme de estudiante como toda una modelo, quería volar por todo el mundo llevando a su abuela paterna con ella.
Es un trabajo de mucho glamour pero a veces desagradecido, hay pasajeros de todo tipo, algunos que las ven como su sirvienta y no se dan cuenta que ellas están ahí realmente es para salvarte la vida, para sacarte de un avión en llamas en máximo 90 segundos, para darte los primeros auxilios, mantenerte vivo en caso de un amarizaje o caer en una zona inhóspita antes de que sean rescatados, a veces ayudan el labores de parto, pero, los más tontos, creen que están ahí solo para servirles un tinto y ni si quiera prestan atención a las instrucciones que les podrían salvar el “pellejo” en caso de una emergencia, pero ellas se vuelven figuras de liderazgo ante la más mínima situación de peligro real o una ligera turbulencia ( los más brabucones son los más asustadizos )
Al principio las azafatas eran enfermeras de profesión, poco después eran vistas como objetos sexuales y en la mayoría de las aerolíneas las usaban para “atrapar” pasajeros masculinos, con sus uniformes diminutos y sus políticas de permitirles a los pasajeros abusos de todo tipo; las protestas por su parte no se hicieron esperar y al fin se les pudo dar el valor y el respeto que merecen, repito: están para tu seguridad y comodidad, te reciben con una sonrisa, te dan sensación de tranquilidad y sin duda es la cara amable que te llevas mentalmente un tiempo después que el vuelo termina; uno cuando las ve al entrar piensa: si ellas están sonrientes, ¿qué puede salir mal?
Las materias que incluyen en sus clases son: introducción al medio aeronáutico, aerodinámica, meteorología, reglamentación aérea, transporte de mercancías peligrosas, requerimientos técnicos, seguridad y procedimientos de emergencia, idiomas, primeros auxilios y prácticas de vuelo, de rescate y de ditching, muchas horas en simuladores les dan las destrezas requeridas para garantizar que su trabajo, que se da bajo mucha presión, sea llevado a cabo con gran eficiencia.
Hay muchas historias románticas y de heroísmo que involucran a las azafatas que son dignas de mencionar por su dedicación y gran amor por su profesión. Auxiliares de vuelo, aeromozas, azafatas son los apelativos más comunes para estas admirables mujeres; hay que anotar que hoy día hay casi la misma cantidad de tripulantes de cabina de género masculino volando por todo el mundo, al igual que muchas mujeres pilotos, el mundo ha cambiado para bien, hoy día el termino más usado es T.C.P. que significa tripulante de cabina de pasajeros.
Un caso que me ha conmovido desde que era un jovencito fue el accidente aéreo más horroroso de la historia, en los Rodeos, Tenerife, después de que un jumbo jet Boeing 747 de KLM embistió de frente a otro jumbo de PAN-AM, en un absurdo evento donde todos a bordo del KLM, murieron de inmediato; una auxiliar de vuelo del PAN-AM, haciendo su tarea, evacuando a los pasajeros que sobrevivieron en su aeronave, estaba fuera del avión mientras este estaba detenido, incendiado, con los motores aun girando y desintegrándose en mil pedazos, una de esas partes de motor que salían disparadas a gran velocidad la decapitó y la convirtió en una de las víctimas mortales de ese accidente, un acto de gran heroísmo que desgraciadamente no tuvo un final “feliz” y agrandó aún más la tristeza del mundo entero por esta tragedia.
Son muchos los eventos donde ellas se destacan por su valentía, por ejemplo, secuestros donde ofrendan su vida para salvar a muchos de esos pasajeros que ni siquiera conoce y que tampoco le dieron, al principio, el valor real de su trabajo, que de ninguna manera es fácil, pasajeros que tienen miedo a volar son de muy difícil manejo (esos que entran en pánico), niños malcriados, borrachos y sin mencionar a los play boys, que según ellas son los más fastidiosos y que quisieran, dicen ellas con mucha gracia, que volaran con la competencia.
Hay casos tan absurdos como el ocurrido hace poco tiempo cuando una mujer, al parecer en estado de embriaguez, le pego’ un cabezazo a una funcionaria de una empresa aérea porque no la dejo’ abordar un avión con un tiquete de otra aerolínea; pasajeros que no respetan su silla asignada y esos que se paran de sus asientos tan pronto el avión sienta ruedas en el pavimento, sé que algunas se entrenan en defensa personal por el peligro de tantos pasajeros abusivos. En todo caso es una profesión de mucho amor por el vuelo y los viajes, muchos lo harían gratis. Mi otra nieta menor, tiene diez años y solo ve los aviones como medio de transporte, le pregunto qué quiere estudiar y me dice: no lo sé aun, solo sé que quiero trabajar con ELON MUSK no sé si haciendo cohetes o carros eléctricos.
Yo siempre he volado carga y no he tenido contacto de trabajo directo con ellas, solo como pasajero y con algunas esposas o novias de mis compañeros aviadores, las veo en los terminales aéreos con sus hermosos uniformes halando sus maletas de rueditas, a veces muy afanadas, sonrientes o muy serias, pero siempre bellas; veo a mi pequeña nieta mayor (que apenas está estudiando) reflejada en ellas, sonrío para mis adentros y pienso que pronto veré andando igual por estos lados, trabajando en una buena aerolínea a MI AZAFATA PREFERIDA.